Superturismo prepara una súper temporada
La máxima categoría de AUVO se potencia para este 2024
Eddy Mion y una victoria especial en la primera fecha del Campeonato 2017
Eddy Mion logró una victoria más en su trayectoria como piloto, pero esta tuvo un condimento especial, estuvo enmarcada en la celebración de su 30 aniversario dentro del mundo tuerca. Fiel a su estilo de humildad y con su acento de hombre de campo, repasó gran parte de su trayectoria con anécdotas. Su padre, junto a su tío, fueron los principales pilares de este largo trayecto que aún lo tienen sobre las pistas. Ellos comenzaron el camino en 1977 compitiendo hasta 1981, pero la crisis de “La Tablita” les obligó a poner un freno en su actividad debido a los problemas económicos que hubo en la bodega familiar que tenían. Luego, en 1984, su padre vuelve a la acción en la Fórmula 5 entrerriana y la Fórmula 2 local.
El veterano piloto pandense (41) comenzó a relacionarse desde muy temprana edad con la mecánica de los autos, a los once años armó su primer motor de un Super Vee. “Como yo era re petizo, le corrí la butaca para adelante”, comenta que ese fue su primer paso para empezar la reconstrucción de la máquina que estaba en su casa. “Mi padre me dijo, tenes el motor y el manual, vos lo armas y yo te ayudo”, agrega.
A esa edad recién había terminado la escuela y las opciones eran claras, “o trabajas o estudias”, así fue como durante el día trabajaba en los montes frutales y en el campo sobre un tractor y, en la noche, además de estudiar mecánica por correspondencia y leer libros sobre el tema, le iba metiendo mano al auto de carreras.
La odisea tuvo su final y a los tres meses pudo completar el armado de su primer monoposto. Sin experiencia previa se animó a competir en los festivales que se organizaban en el interior del país, “corrí dos o tres años ahí porque el INAU no me daba la libreta”, comenta. Luego de este pequeño lapso ya se dedicó de lleno a su actividad en la Fórmula 2 y 4 donde debutó oficialmente en 1987.
El tiempo trajo los éxitos y a lo largo de su carrera pudo cosechar cinco títulos de Fórmula 2, uno de Turismo Frontera y uno de Turismo Libre, pero más allá de los logros se queda con otras cosas que fue acumulando, la experiencia.
“Yo siempre le digo a todos lo mismo, hay que escuchar, uno nunca termina de aprender”.
La actualidad lo tiene en pista en Superturismo bajo su propia estructura y con tres autos para armar, su Renault Clio, el de Jorge Soler y el monoposto de su hijo Brian. Sabe que el esfuerzo económico es grande y hace la diferencia en este deporte pero se olvida de eso, “yo disfruto todo, desde que preparo el auto, lo bajo en el autódromo y salgo a pista. Me gusta tener amistad con la gente”. Además hace hincapié en su propio equipo, donde no se dedican de lleno a ser mecánicos, “uno es albañil, el otro chofer de Copsa, el otro es chofer de Coca-Cola, el otro es mi hijo”. La premisa es clara, ante todo el disfrute y dejar el máximo para que las cosas salgan lo mejor posible en pista.
Este año tendrá un nuevo desafío, seguir apoyando a su hijo que va a competir toda la temporada en la F4 Uruguaya, por lo que la preparación previa en la mentalidad es importante, “le digo lo que me decía mi padre, la velocidad viene sola y hay que ir de menos a más”. Ya la temporada pasada tuvo el debut en la categoría y se sintió con nostalgia “me pone orgulloso ver correr a mi hijo, me hace acordar a la época en que mi viejo empezó a verme competir”, cuenta emocionado.
Aún las ganas de subirse al auto y correr son demasiadas como para dejar de hacerlo, entre risas agrega “dentro de unos años andaré más lento y estorbando pero no importa”. Siempre agradecido a la Asociación Uruguaya de Volantes piensa en que luego del retiro de alguna manera u otra estará apoyando en lo que sea y, como siempre, metido en algo que realmente ama como siempre recalca cada vez que habla de automovilismo.
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